Durante los últimos años he notado como en la provincia de
Misiones cada vez somos más indiferentes a lo que le sucede al otro, casi ni
nos preguntamos por qué pasan las cosas y cuando lo hacemos nos auto consolamos
con teorías propias que solo sirven para explicar de manera sencilla algo
terriblemente complejo.
Por ejemplo, si alguien desaparece lo primero que decimos es
que: se escapó por algo, está paseando por ahí, seguro lo mataron, etc. Si efectivamente
nos enteramos que lo mataron decimos: ese en algo raro andaba, algo vio que no debía,
fue un ajuste de cuentas o miles de cosas más. Nadie exige respuestas concretas,
nadie va más allá porque entiende que "todo pasa por algo" y que
"a mí no me va a pasar". Entonces ¿qué sucede con quienes deben
darnos respuestas concretas?, ¿qué pasa si los tiempos se dilatan o
directamente las respuestas no llegan?, la respuesta es simple: nada, porque como
dije anteriormente la gente no exige respuestas solo crean en su cabeza la mejor
historia que se adapte al relato y terminamos teniendo miles de teorías y
ninguna verdad. Sacrificamos nuestro derecho a saber por el "no te
metás". Un caso concreto es el de
Golemba en Dos de Mayo o uno más reciente
es el del cazador de Wanda perdido en Puerto Libertad (por nombrar algunos de
los tantos). ¿Dónde están estas personas desaparecidas en democracia?, ¿qué fue
de sus vidas?, ¿qué dicen las autoridades? Las respuesta sigue siendo la misma:
nada.
Siempre pensé que lo que le ocurría al otro me podría ocurrir
a mí porque yo (como todos) estoy expuesto al mismo destino, y es obvio porque todos
vivimos en una misma sociedad, sin embargo cuesta muchísimo hacer causa común con la gente, no
sé si es por miedo o porque no comprendemos la gravedad de los hechos pero lo
concreto que hoy por hoy prima el "sálvese quien pueda". Recientemente
un colega mío junto a otro grupo de personas fueron brutalmente atacado por una
patota comandada por el intendente municipal de Puerto Esperanza, frente al Juzgado
de Paz de Eldorado, a plena luz del día y antes los ojos de las autoridades policiales.
¿Alguien puede imaginar algo más absurdo, desvergonzado y déspota que esto?, imposible.
Los periodistas hablamos del hecho, informamos a la comunidad, entrevistamos a
las víctimas y al victimario pero ¿qué hicimos al respecto?, o mejor dicho ¿qué
hizo el estado al respecto?... le digo la respuesta o usted ya la sabe. Sinceramente
esperaba una reacción más enérgica por parte de la sociedad, de algunos colegas
periodistas que incluso obviaron hacer una nota porque tenían miedo o les
convenía.
Ahora les pregunto ¿por qué un intendente, un gobernador, un
diputado o un senador merecen respeto? Porque el pueblo los eligió, porque el
pueblo es soberano y en democracia el poder se constituye de abajo hacia arriba,
no porque se llame Pedro, Juan, Rosa o Estela; o porque tenga buena ropa o un
auto elegante sino porque ellos le dijeron al pueblo que estaban a la altura de
las circunstancias y ellos libremente los eligieron. Entonces ¿qué pasa cuando
no respetan al pueblo, golpean a ciudadanos y no garantizan la libertad de
expresión? Nadie del gobierno salió a los medios a disculparse por lo
sucedido, no escuché a ningún concejal de ese municipio plantearse una comisión
investigadora o algún diputado pedir la intervención de Puerto Esperanza. ¿Será para tanto? a ver... empecemos por el
principio. El pasado 11 de Julio del 2012 ocurrió un horrendo crimen en puerto
Esperanza donde una joven, Tati Piñeiro de 18 años fue brutalmente asesinada. Posteriormente
la policía detienen a un joven llamado Hernán Céspedes quien únicamente ante
ellos confiesa su culpa del hecho y se suicida en una cárcel de Iguazú poco
antes de brindar su testimonio a la justicia. Caso resuelto. No, ni ahí. Daniel
Ortigoza, quien tiene una radio en esa localidad, desde un principio le dio
espacio a las familias de estos jóvenes para que informaran a la sociedad lo
que estaba pasando, por extrañas circunstancias y casi de manera inmediata la
municipalidad cortó su publicidad, el video cable y el multimedios del
intendente Gruber nunca trató el tema y para peor salen a la luz una serie de
fotografías en donde Tati aparece sujetando un mechón de pelo rubio, (Hernán
era castaño oscuro). Según testigos había alguien obsesionado con ella, se
trataba del sobrino del intendente e hijo del actual diputado Gilberto “Pato”
Gruber quien curiosamente es rubio. ¿Es él el culpable? no, la justicia no lo
vincula, de hecho hasta donde sabemos ni lo nombra y la causa del crimen no
avanza pero el del supuesto suicidio de Hernán Céspedes si, por eso viajaron a
Eldorado porque el juez les iba a mostrar expediente y es allí donde se encuentran
con la mujer del intendente de Puerto Esperanza quien mientras cruzaba con su
camioneta los insulta y amenaza. Poco después aparece el intendente y bueno
sucede lo que ya comenté. ¿Qué dice el intendente del incidente? Bueno, que "Ortigoza
había escupido en el rostro de su esposa" y ante eso reaccionó, y cuando
fue a increparlo "el cronista intentó agredirlo y después fue golpeado por
otras personas que estaba ahí", que quienes lo agredieron “por algo debe
ser que lo hicieron ", que “no había empleados municipales", que esa
es la verdad y que " todos le creen a Daniel Ortigoza porque es periodista”,
que “a mí también me pegaron, pero no lo voy a decir porque va a ser una
vergüenza decirlo", que "él periodista fomenta la violencia en su
comuna" entre otras cosas. Claro, todo lo ocurrido estaba justificado y
como "no está filmado" es tú palabra contra la mía. Pensar que este
hombre juró defender los principios fundamentales de la democracia, de la
igualdad, y de la justicia y que "si así no lo hiciera que Dios y la
Patria se lo demanden". Seamos honestos, por mucho menos se intervino a la
ciudad de San Vicente en su momento.
Escuché decir a algunos colegas (fuera de micrófono) que si
dejamos que esto continúe van a matar a un periodista, yo les dije ¿
y Carballito?, no era periodista pero su vida era la radio, de hecho el día que
lo mataron estaba por decir los nombres de quienes estaban involucrados en los
delitos más oscuros de San Vicente, dicho sea de paso esa lista que nunca
apareció y que la justicia nunca investigó y que hasta el día de hoy nadie sabe
quién o quienes ordenaron o apretaron el gatillo que lo ultimaron de tres
disparos el pasado el pasado 26 de octubre del 2010... por cierto, uno de esos
disparos fue en la boca. Eso sí, "por algo habrá sido", "era un
desbocado", "murió como vivió" entre otras extrañas frases. ¿A
quién le toca juzgar eso?, ¿están justificado un crimen con estos argumentos?
Basta con ver la participación en las
marchas por justicia para tener la
respuesta. "Es por miedo que la gente no va", me dijo uno una vez, yo
no lo creo, o al menos no creo que sea el único motivo, también pienso que la
gente quiere dejar todo "así como está" porque como dije anteriormente
"se vive más si no te metés".
Para que las cosas malas ocurran basta que la gente buena no
haga nada y cada vez ocurren más, con más impunidad y con más violencia, la
libertad de expresión en Misiones es un mito y sino pregúntense cuándo fue la
última vez que alguien les dijo "no, no opines, después te van a joder en
tu laburo " y si sos docente o empleado del estado peor. Los periodistas
solo se solidarizan en palabras y la sociedad, aún sabiendo lo que pasa, se
quedan en sus casas sin exigir nada a sus empleados, electos justamente para
actuar ante estos casos. Silencio. Así está esta democracia que supimos concebir
, donde decir las cosas es para locos o suicidas y donde la verdad es algo revelado
solo para algunos, o para Dios que todo lo ve y todo lo juzga.
Daniel Orloff (loco suicida)
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