Los discapacitados y el resto de las personas con problemas motrices de esta ciudad no tienen lugares adecuados para transitar y ven tan complicados sus desplazamientos por el ejido urbano que deben ir por la cinta asfáltica (con el peligro que ello conlleva) por falta de rampas de bajada en las veredas y por las malas condiciones en las que éstas se encuentran.
A menudo se ve en el centro de la ciudad personas que se desplazan por la calle con su silla de ruedas y no lo hacen por la vereda, porque no tienen forma de acceder a ellas: apenas dos o tres esquinas cuentan con rampas en el centro de la ciudad e igualmente es más fácil seguir por la calle antes que arriesgarse a romper su medio de traslado. Es que el deterioro del piso de las aceras es tremendo, lo que también complica a aquellas personas que deben usar muletas o los ancianos que presentan algún tipo de dificultad para caminar, quienes a menudo tropiezan con las baldosas flojas y sueltas que hay en su camino.
A todos estos obstáculos se suman otros, como los autos mal estacionados, las mesas y sillas instaladas en las veredas o bien negocios que exhiben sus mercaderías en el espacio destinados al desplazamiento de los transeúntes.
No apto para todos
En resumen, no caben dudas de que la zona céntrica de San Vicente no es apta para cualquiera, así que cabe imaginar cómo se agrava el problema en las calles laterales y en las más alejadas del centro urbano, donde ni siquiera hay veredas ni empedrado ni asfalto y que están en mal estado hasta para el tránsito de los automóviles.
En tiempo de campañas políticas municipales, las propuestas para solucionar estos problemas abundan, pero quienes acceden al poder se olvidan después del problema.
De hecho, el nuevo edificio comunal, que fue inaugurado hace apenas tres años, no tenía accesos para discapacitados y recién hace menos de tres meses acondicionaron uno. Incluso hay un sector de atención al público que está en un subsuelo y también carece de rampas para que una persona con muletas o silla de ruedas pueda ingresar.
A los nuevos edificios privados o públicos que se van construyendo se les exige que cuenten con rampas para el acceso de personas con problemas motrices, pero a los más antiguos no se les pide la correspondiente reforma.
Desde el Concejo Deliberante sanvicentino -en las sucesivas administraciones- salieron múltiples ordenanzas para que se construyan rampas, pero los trabajos, siempre que se iniciaron, quedaron inconclusos.
Fuente: Primeraedicionweb.com.ar
Foto: Felix Luz