lunes, 15 de septiembre de 2014

Choripan sin Control en San Vicente

En San Vicente se puede encontrar muchos puestos callejeros de venta de comidas rápidas como choripanes, hamburguesas y asado. Desde muy temprano, los carritos comienzan a echar su humo y a largar el olor de las carnes asadas o fritas. Los días de pagos de retorno del tabaco son los que más trabajan, porque los colonos llegan desde sus chacras a cobrar y desayunan comidas rápidas.


La proliferación de este tipo de puestos de venta callejera comenzó hace más de una década y media. Muchos vecinos, empujados por la desocupación, se dedicaron a este tipo de actividad. Con los años se fueron multiplicando y ahora hay una cantidad que ni el Municipio sabe a cuánto llega.

Hay puestos que trabajan por la mañana y hasta el mediodía, otros retoman a la tardecita y otros únicamente a la noche. En los casos de los que venden choripanes, su horario es hasta el mediodía. En cambio, para las hamburguesas el horario se extiende durante todo el día y hasta altas horas de la noche.

Prácticamente todas las semanas el Concejo Deliberante recibe el pedido de nuevos puestos de venta. La mayoría de las solicitudes pasa a la comisión correspondiente para ser evaluadas y hay casos muy puntuales, por el requerimiento de algún edil, que se tratan sobre tablas y se aprueban.

Hay varias ordenanzas que regulan este tipo de ventas callejeras, con el objetivo de cuidar la salud de los consumidores y para mantener la estética del centro de la ciudad. La primera que se hizo fue en 2002 con la ordenanza de Bromatología, donde se limitó la cantidad de puestos de venta callejera de comidas. Según esa norma no deberían ser más de cinco puestos de este tipo y para determinados beneficiarios como organizaciones sociales, excombatientes y personas discapacitadas.

También está la ordenanza que regula toda la parte de salubridad de la población sanvicentina y estipula que por razones de salud no se puede vender carne de pollo asado en la vía pública, así como establece las condiciones físicas del puesto.

Con el paso de los años se aprobaron varias ordenanzas más que intentaba regular este tipo de venta callejera. En una oportunidad, se estableció una normativa que no permitía la instalación de estos puestos sobre las avenidas Tejeda, Libertador y Constitución. Los puestos debían estar a no menos de 50 metros de la avenida por las calles laterales. Esa norma se hizo cumplir, pero con la llegada de nuevos administradores municipales cayó en saco roto. Todos los puestos que se aprobaron después por el Concejo Deliberante se establecieron sobre las avenidas en cuestión.

El órgano de control de este tipo de comercios es la Dirección de Bromatología y Zoonosis municipal. Como en otras áreas de la Comuna, los funcionarios no tienen todo el apoyo político y deben dejar muchas veces de realizar las inspecciones porque los puesteros llaman a los funcionarios de alto rango y éstos bajan línea para que no los controlen. Hay personas que tienen más de un puesto de venta de comidas rápidas y también hay puesteros que trabajan unas horas y luego alquilan su carrito. 

Por otro lado, hay gente que se aprovechó de su situación particular y solicitó una autorización al Concejo para trabajar con un puesto de choripán o de hamburguesas y luego lo vendió. Otros nunca hicieron presentación oficial alguna y trabajan sin cuestionamiento. Ninguno paga un arancel o tasa municipal para la utilización del espacio de la vereda que ocupan.