miércoles, 8 de julio de 2020

Buenos resultados en las primeras cosechas del Programa de Renovación de Viejos yerbales del INYM

Son alentadores los resultados de las primeras cosechas del Programa de Renovación de Viejos Yerbales, que el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) comenzó a aplicar en el año 2012. La producción de hoja verde se volvió eficiente  y el agricultor no duda: la chacra es el lugar elegido para quedarse porque hay rentabilidad y tranquilidad.
La vivienda de Juan Miguel Ivasiuta y su familia, en San Horacio, Colonia Unión, en el norte de Corrientes, está rodeada de verde. Hace 12 años tomó la decisión de dedicarse a la tierra que heredó, con cinco hectáreas de un yerbal plantado en la década del 40. Inicialmente, la energía estuvo puesta en la producción de arroz, pero lentamente fue priorizando la yerba mate y con más énfasis a partir de la vigencia del Programa del INYM, conocido como 3 por 1.
“Ese Programa es excelente. Arrancamos en el 2012 plantando media hectárea, y un año después completamos esa hectárea, con plantines de la mejor genética y con el manejo adecuado de suelo y planta. En el 2019 se hizo la primer cosecha: 17 mil kilos de hoja verde en esa superficie, o sea lo mismo que se saca en cuatro hectáreas de un viejo yerbal, donde el promedio es de 4 mil kilos”, ilustró el productor yerbatero.
El Programa de Renovación de Viejos Yerbales beneficia a 360 pequeños productores de hasta 10 hectáreas de superficie cultivada en estado de degradación, y consiste en la implantación de una hectárea de yerba mate con material genético y tecnología de punta, con el compromiso de que al quinto año, se direccionen a otra actividad agropecuaria o forestal, tres hectáreas de yerbales ineficientes. Se implementa con financiación del INYM y la participación del INTA a través de programa Cambio Rural en Dos Arroyos, Oberá, Gobernador Virasoro, San Carlos, Colonia Liebig, Yapeyú, Colonia Unión, Garuhapé, Concepción de la Sierra, Eldorado, Mojón Grande, Aristóbulo del Valle, Campo Viera, Andresito, Jardín América, San Pedro, Gobernador López, Dos de Mayo, Garruchos, Garabí, Puerto Rico, San Vicente, Ruiz de Montoya, Eldorado, Santo Pipó, Azara y Apóstoles. 
En cada una de las chacras de los productores participantes se realizó análisis de suelo, sistematización del terreno, plantación, fertilización y siembra de cubiertas verdes. Los insumos fueron provistos por el INYM, la asistencia técnica por profesionales de Cambio Rural y los productores se encargaron del trabajo en cada yerbal.
Nelson Dalcolmo, representante del sector de Producción en el Directorio del INYM, destacó que la iniciativa contribuye al arraigo rural, al lograr yerbales más eficientes e incentivar la diversificación. “Cuando el productor logra más hojas y agrega otra plantación a la chacra, puede estabilizar un poco más los ingresos que tiene. Es algo que desde la Asociación Chimiray, a la que también pertenezco, siempre fomentamos. Ivasiuta llegó a este lugar a los dos años de estar casado y hoy tiene a su familia formada, y decidió quedarse a vivir aquí porque tiene buenos resultados con los trabajos que realiza”, enfatizó el Director.
En ese sentido, Dalcolmo recordó que el INYM tiene vigentes un total de 21 Programas a los que pueden acceder quienes integran la cadena yerbatera, de los cuales 13 son específicos para el sector productivo. “Ivasiuta accedió a una tijera electrónica para la cosecha de gajos maduros, eso es acceso a la tecnología y repercute en la buena salud de la planta;  ahora también solicitó guinches y carritos de arrastre de raídos para la cosecha”, expresó.
Las tareas en esta chacra tienen un fuerte componente artesanal y ambiental. “El único trabajo mecanizado fue el tractor para hacer los surcos donde se plantó la yerba, pero todo lo demás se hizo a mano y con asesoramiento técnico del INYM y del INTA”, contó el productor. “Se plantó avena para cubierta verde de invierno, y mucuna enana en verano; se fertilizó y se tiró abono orgánico de corral de ganado debajo de las plantas, y pude comprobar que este último es más eficiente que el primero; se hacen casi tres cosechas anuales: el viruteo en febrero - marzo, el despunte que empieza en julio y el mboreví en diciembre”, agregó Ivasiuta, al tiempo que reiteró la alegría de trabajar la tierra con yerba mate: “aposté a la chacra, y acá me quedo”.