jueves, 28 de marzo de 2013

El Hospital que Nunca Fue

Déficit de personal médico y de enfermeras, falta de insumos y dificultades organizativas caracterizan al hospital Samic de nuestra localidad. Paradójicamente, en octubre, en el acto por el 26º aniversario del nosocomio, el anuncio del Gobierno provincial había sido de elevar el nivel de complejidad de II a III. Para ello se están ejecutando ampliaciones que alcanzan los 4.800 metros cuadrados.


No obstante, el nivel de atención que reza el cartel “Nivel II” está muy lejos de la realidad toda vez que no se puede atender la demanda de consultas porque faltan médicos, no se cuenta con insumos y además hay solo dos enfermeras por turno. Y pese a que el discurso oficial busca posicionarlo como un centro de referencia para la zona, las urgencias deben ser derivadas a Oberá o Eldorado.  

Es un hospital Nivel II, pero actualmente funciona como sala de primeros auxilios, describió una especialista afectada al sector de Extracciones. La disconformidad con la administración del nosocomio, que hace tres años está a cargo de Liz Cáceres, es generalizada y algunos integrantes del personal (que por temor a represalias prefirieron que no trascendieran sus identidades), dicen que todo ha llegado a un “límite” y es “insoportable”.

La mayoría de los médicos que cumplía funciones en el hospital son del programa Médicos Comunitarios. Esto implica que debían atender en los CAPS y en el Centro de Integración Comunitaria (CIC). No obstante, Cáceres les hacía trabajar en el hospital atendiendo en consultorio y guardia, hasta que una orden de autoridades de la Nación obligó a estos profesionales a pasar al CIC junto con los promotores.

Desde entonces, y a pesar de que las interconsultas médicas lo requieren, Cáceres ha cortado el diálogo con las autoridades del CIC, con lo cual, desde allí no pueden solicitar derivaciones ni internación, ya que la directora del hospital se niega a recibirlas.

Deudas con los trabajadores
Si bien hay médicos en planta del hospital, muchos trabajan como monotributista y durante varios meses dejaron de percibir la remuneración, por lo que se negaron a atender en la guardia. Por tal motivo, hasta la misma directora se vio obligada a cubrir cinco guardias seguidas porque no tenía quien lo haga. Ahora las guardias están medianamente regularizadas y hay profesionales para cubrirlas, aunque muchas veces deben trabajar 48 horas seguidas, con la lógica depresión en la calidad de atención que ello implica.

Las quejas también apuntan a cómo se distribuye el dinero del Plan Nacer (Plan Sumar). De las remesas enviadas por Nación, el 50% se debe destinar a mantenimiento del hospital y la otra parte al pago a médicos, enfermeras y promotoras que intervienen en el mismo. No obstante, señalaron que “el año pasado vinieron 600 mil pesos y los promotores no vieron la suma de dinero que les correspondía”.

Insumos que se vencen
Los malos procedimientos administrativos afectan también a los insumos. Como ejemplo, los empleados comentaron lo que ocurrió con los test rápidos de VIH que envía periódicamente Salud Pública. 
“Hemos pasado estos últimos meses sin este test, que sabíamos que lo habían enviado pero la caja no aparecía. Incluso en una ocasión se lo necesitó de urgencia para analizar la sangre de un enfermero que se había accidentado”, indicaron. Hace unos días -“mágicamente”, señalaron- la caja apareció, pero los test estaban vencidos.
Para la administración de los informes e historias clínicas también faltan impresoras y fotocopiadoras. 
 
Cupo para extracciones
Actualmente hay dos bioquímicos en el laboratorio. Uno con ocupación completa y otra con ocupación parcial. Esta última se encuentra de licencia por Semana Santa. 
Dado que no hay personal administrativo en el sector, la orden es que se hagan extracciones solamente a las personas internadas. 

Hoy (por el martes) tuvimos que decirle que no podíamos hacer extracciones a varias personas que vinieron y muchas son de zonas alejadas, de las colonias o de El Soberbio, y se tienen que volver a su casa sin posibilidad de que les hagamos el análisis”, relataron desde el laboratorio. 

Déficit de enfermeros
Entre la población de enfermeros, mayoritariamente mujeres, hay unas cuatro que no pueden realizar las tareas normalmente, ya que tienen problemas de columna, fueron operadas o deben utilizar corsets. 
Hay solo dos por turno y deben ocuparse de las alrededor de veinte camas de internación, participar en las cirugías y, cuando se las requiere, en Emergencia. “No dan abasto, y el trabajo termina siendo agotador”, definió un trabajador.

Al desgaste físico habitual se le suma que en el hospital no hay camilleros. Por consiguiente, los policías, bomberos o bien familiares de los pacientes deben colaborar con los enfermeros para pasarlos del vehículo a la camilla.

Fuente: Primeraedicionweb.com.ar