domingo, 20 de marzo de 2011

Ataque a Libia


La aviación francesa bombardeó ayer territorio libio, en nombre de una coalición internacional encargada de aplicar una resolución de la ONU que ordena frenar la ofensiva del coronel Muamar Gadafi contra posiciones rebeldes. El bombardeo estuvo dirigido contra un vehículo “claramente identificado como perteneciente a las fuerzas pro Gadafi”, indicó el portavoz del estado mayor de las Fuerzas Armadas francesas, Thierry Bruckhard. Era “un vehículo enemigo que amenazaba a la población civil”, agregó.
La “Odisea del Amanecer”, como se ha llamado a la intervención se desencadenó tras una cumbre en París en la que Estados Unidos y países europeos –Francia, Gran Bretaña y España– así como varios países árabes definieron sus modalidades.
 
Poco antes, la televisión libia indicó que centenares de libios se habían congregado en torno al cuartel general de Gadafi en Trípoli y a otros “blancos señalados por Francia”, para protegerlos.
“Todo el pueblo libio está conmigo y están dispuestos a morir por mí, los hombres, las mujeres y los niños”, dijo Gadafi, citado por un portavoz del régimen, en un mensaje enviado al presidente estadounidense, Barack Obama, y al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al mismo tiempo que amenazó con atacar en el Mediterráneo.
 
El inicio del ataque provocó disparos de celebración en la ciudad rebelde de Al Marj, a 100 kilómetros de Bengasi, la capital de los insurgentes.
 
El régimen libio anunció el viernes un alto el fuego unilateral en acatamiento de esa resolución, pero este sábado se registraron bombardeos en Bengasi mientras miles de personas huían de la ciudad. Los tanques de las fuerzas afines a Gadafi habrían ingresado a media mañana en esta urbe de un millón de habitantes, la segunda más importante del país.
 
Las fuerzas de Gadafi avanzaban por otro lado hacia Zenten y bombardearon los alrededores de esta ciudad situada a 145 kilómetros al sur de Trípoli, lo que desencadenó la fuga de sus habitantes.
La operación se desencadenó tras una cumbre en París en la que países occidentales y árabes definieron sus modalidades, pero fuentes no oficiales indicaron que los primeros aparatos ya se encontraban en el espacio aéreo libio cuando aún se celebraba la cumbre extraordinaria y no eran solo los cazas franceses, sino también había aviones de combate británicos.

Ataque justificado

Nicolas Sarkozy dijo que no era demasiado tarde para Gadafi y que un alto el fuego inmediato podría evitarle lo peor. “La puerta de la diplomacia se abrirá cuando paren las agresiones”, dijo el mandatario francés.
El presidente del Consejo da la Unión Europea, Herman Van Rompuy, defendió el operativo militar. “No podemos estar de brazos cruzados y contemplar las masacres”, afirmó al término de la reunión. “El tiempo apremia”, indicó tras señalar que la Unión Europea estaba dispuesta a aplicar la resolución de la ONU. “Lo primero que tenemos que hacer es apoyar al pueblo libio y salvar la vida de tantísimas personas”, añadió. Van Rompuy reiteró la disposición del bloque que preside a endurecer las sanciones contra Libia para doblegar al régimen de Gadafi.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que también participó en la cumbre, explicó que España enviará cuatro aviones F-18, un avión cisterna y otro de vigilancia marina.
España “va de poner los medios necesarios para cumplir los objetivos acordados: establecer una zona de exclusión aérea y el embargo de armas al régimen de (Muamar al Gadafi)”, dijo Zapatero en la comparecencia ante la prensa en el Palacio del Elíseo.

La canciller alemana, Angela Merkel, también fue a la reunión aunque su país no participará en la intervención militar. No obstante, dijo que las bases estadounidenses en Alemania se podrán emplear para esta misión.
Estados Unidos, por su parte, tendrá una limitación temporal a su participación. Por deseo de su presidente, Barack Obama, los soldados estarán “días, no semanas” implicados en la lucha porque no le interesa involucrase militarmente en Libia por el escaso conocimiento que se tiene de los insurgentes libios y por el temor de conexiones con Al Qaeda.