martes, 7 de septiembre de 2010

San Pedro a un Año de la Tragedia

Si uno se dejara llevar por los curtidos rostros de los habitantes de los parajes Polvorín y Santa Rosa, cerca de la localidad misionera de San Pedro, podría asegurar que el tornado que hace un año los arrasó es parte del pasado. Pero la sola mención del tema hace aflorar los temores y la angustia con la que viven cada vez que el cielo se cubre de nubarrones o el viento comienza a soplar.




Todos los afectados podrían decir que hoy viven en una casa más cómoda y segura, tienen agua potable y sus hijos asisten a una escuela con la que jamás habían soñado. Pero todo eso no alcanza para olvidar los minutos de terror causados por las ráfagas de viento de hasta 200 kilómetros por hora que se llevaron sueños, hijos, abuelos, hermanos y dejaron a su paso desolación y dolor. Once muertos, más de 40 heridos, un centenar de casas y dos escuelas destruidas fue el saldo del tornado que también golpeó en Brasil, donde se cobró cuatro vidas.
A un año de la tragedia, las casas fueron reconstruidas en su totalidad y se levantaron dos escuelas con playones deportivos y paredes dobles, capaces de resistir vientos similares a los que se registraron en la noche del 7 de septiembre pasado. El centro de salud se destaca al costado del camino, junto a la capilla, pero sólo abre sus puertas dos veces al mes, cuando llega el médico.
Los vecinos cuentan, resignados, que los psicólogos enviados por el Gobierno desaparecieron apenas se apagaron las cámaras de televisión . “Ahora, cada tanto, vienen dos que pertenecen a la fundación Pérez Companc. Nos están dando las herramientas para manejar la situación con los chicos”, cuenta el director de la escuela de El Polvorín, Daniel Ruiz. La escuela logró recuperar a la totalidad de sus alumnos, e incluso sumó a algunos más este año: “La gente quiere que sus hijos vengan, que lleguen por lo menos a quinto año de la secundaria. Para los chicos es casi un recreo porque saben que si se quedan en casa deben ayudar en las tareas rurales”.
Sobre las secuelas del trágico temporal, el docente relata que “apenas comienza a llover fuerte, los más chicos suelen llorar y se asustan mucho. Para darles seguridad y contenerlos, los juntamos todos en el aula uno”.
Video "La Liga", TELEFE 16/09/09: